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sábado, 16 de mayo de 2015

LA ATENCIÓN PLENA, O MINDFULNESS, HA VENIDO PARA QUEDARSE









En la primavera de 1999, uno de mis dos profesores  de T’ai Chi’  Chuan,   J.M.G.C.,  no sólo un gran maestro del Arte sino también una persona excepcional, me brindó la posibilidad de estudiar y trabajar  T’ai Chi’  Chuan durante  un fin de semana/puente  con el maestro Tew Bunnag[i], posiblemente una de las personas que más ha hecho por unir la sabiduría ancestral de Oriente con la psicología occidental. De hecho, Tew  sigue la estela de otros maestros de artes marciales internas  y meditación como el mismo  Chogyäm  Trungpa  Rinpoché, maestro budista tibetano que huyó del país a raíz  de la invasión china, y que  habían augurado que los beneficios de las prácticas orientales calarían en Occidente en forma de psicología, o a través de ella.

Tew Bunnag nos dice: “…(la persona) no es una víctima de fuerzas inexplicables fuera de su control, sino que dispone del medio para entender cómo actúan las energías que hay en su propio cuerpo y que conforman su medio y circunstancias. Esta comprensión utiliza el intelecto, pero debe profundizar más e incluir el conocimiento intuitivo, la capacidad de percibir lo que ocurre dentro y fuera, la cual es directa, inmediata y espontánea… Sólo entonces podremos crear armonía en nosotros mismos y contribuir a trasladarla al mundo en que vivimos”[ii].

Cuando C. Trungpa  Rinpoché predijo el actual fenómeno de penetración de la atención plena oriental en el ‘Primer Mundo’, en ningún momento lo planteó como un desembarco del budismo en las playas de Occidente para desalojar otras creencias, sino como una  ”lluvia fina”  llamada a calar en las costumbres demasiado cerebrales y ruidosas que tántas cosas buenas aportan a la humanidad en lo externo a costa de, en cierto modo, desatender  lo interno.

Occidente  ha adoptado la atención plena y la ha llamado Mindfulness.  Su precursor más conocido es Jon Kabat-Zinn , profesor emérito estadounidense de medicina que fundó  la Clínica para Reducción del Estrés y el Centro para la Atención Plena en la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts. Su fórmula:   La Reducción del estrés basada en la atención plena o Mindfulness.

La base, la práctica de la atención plena, fue definida por su creador como la "atención momento a momento a la experiencia presente, sin hacer juicios y con una actitud de aceptación". La práctica de esta técnica enseña a la mente a prestar atención al presente postulando que la disminución de las preocupaciones acerca del pasado y el futuro puede ayudar a aumentar la aceptación y disminuir el estrés.

El programa de Mindfulness   creado  por el Doctor Jon Kabat-Zinn  desarrolló un método NO INVASIVO que  logró conseguir una mejoría evidente en pacientes con dolores crónicos y, sobre todo, un incremento palpable de la sensación de bienestar.  Desde tal estado, es sabido que  la producción de hormonas positivas (endorfinas, por ejemplo)  contribuye a reforzar el sistema inmunológico, con las virtudes que eso comporta. 

Mindfulness o Atención Plena es mucho más que una moda: es un avance, un salto cuántico hacia el interior de cada cual, ese territorio inexplorado donde residen todas las respuestas.

 

 




[i]  Nacido en Bangkok en 1947. Graduado en la Universidad de Cambridge. Formado espiritualmente con Dhiravansa. Profesor de Meditación y Tai’Chi’Chuan en la Chapter House de Cambridgaestro de maestros en USA, Gran Bretaña, Francia, España, Suiza y Grecia, entre otros países.

[ii] El arte del T’ai Chi Ch’uan. Meditación en movimiento. Ed. Los libros de la liebre de Marzo.

domingo, 22 de marzo de 2015

LA ATENCIÓN PLENA (mindfulness)



Atención. Qué es.

 1ª acepción.- Acción de atender. Atender= aplicar voluntariamente el entendimiento a un objeto espiritual o sensible. (RAE)

2ª (doble) acepción.- Tradicionalmente, se ha considerado de dos maneras distintas, aunque relacionadas:

Por una parte se entiende la atención, a) como una cualidad de la percepción , como una referencia a la función que la atención presta en modo filtro para los diferentes y cada vez más acusados estímulos ambientales, siendo su función decidir  cuáles son los más relevantes para darles prioridad. Para ello se echa mano de la concentración sobre el objetivo concreto.

Por otro lado, b), la atención es entendida como el mecanismo que controla y regula los procesos cognitivos; desde el aprendizaje por condicionamiento hasta el razonamiento complejo.(Wikipedia).

Trabajar la atención o, mejor dicho, la recuperación de la atención, es una labor siempre individual: no hay dos individuos, hombres o mujeres, que pierdan la atención por las mismas razones. Cada cual hemos recibido, recibimos y recibiremos estímulos que nos distraen y que no tienen por qué ser los mismos que distraen a las personas cercanas. Siempre se ha dicho “…se distrae con el vuelo de una mosca…”, o “…se queda mirando a las musarañas…”, como ejemplos de la clásica distracción. Distracciones que se denominan así pero que, en realidad, son atenciones enfocadas en otras cosas. Las preocupaciones, por ejemplo. Las facturas emitidas que no se cobran, las que llegan cada día, el trabajo que disminuye…porque siempre tenemos la atención puesta en algo. Y ese algo, en tiempos de crisis económica, suele ser estresante. La incertidumbre lo es en sí misma.

A la atención sólo se accede desde la calma mental. Y a la calma mental sólo se accede desde la relajación. Eso significa que es fundamental encontrase en calma a la hora de tomar decisiones.

El mundo de la empresa, permanentemente sometido a esos estímulos externos que dificultan la atención plena de modo que el modo filtro mencionado al principio disminuye en efectividad, necesita del continuo “reseteo personal”. El estrés se apodera de quien ha de tomar decisiones, y la calidad de éstas se resiente al mismo tiempo que la calidad de vida.

Parar, aprender a parar para recuperar la calma y con ella la atención, supone tomar la decisión de hacerlo.

Relajarse es un arte. Una técnica. Y es necesario aprenderla.



viernes, 20 de marzo de 2015

ENSEÑAR A USAR LA INTELIGENCIA PARA EL BUEN COMPORTAMIENTO HUMANO



La Enseñanza, así con mayúsculas, ha de tener un fin primordial: entrenar el buen comportamiento de los seres humanos. Ésta ha de ser la clave de bóveda de la Nueva Educación.

No estoy descubriendo nada nuevo. Lo han dicho muchas veces importantes expertos. Por único ejemplo, para no cansar con datos, Adela Cortina, catedrática de Ética y Filosofía Política y autora de varias obras imprescindibles, afirma que la calidad educativa ha de formar ciudadanos justos además de buenos profesionales.

Todas y cada una de las iniciativas legislativas que en los últimos cuarenta años han sido en España, LOMCE incluida, presentadas y defendidas como intentos de mejorar la calidad educativa, han fijado su foco en  educar  para aumentar la competitividad de la economía y el nivel de prosperidad del país a través de poder alcanzar puestos de trabajo de alta cualificación, en pos de un  supuestamente consecuente crecimiento económico.  

No puedo dejar de ver esta última tentativa como una rendición a lo científico-técnico. Es  profundamente equivocado poner el foco sólo en ello  olvidando  la parte de la cultura en el más amplio sentido, el importantísimo vértice  referido a los valores, a las virtudes en sentido laico, al comportamiento de las personas. Y no me refiero a la igualdad de oportunidades, tan maltratada en la LOMCE, sino al puro monocultivo de las habilidades técnicas en detrimento de las competencias convivenciales, porque es un lugar casi común con los proyectos y leyes que precedieron a ésta en España.

La nueva educación sabe que el inconsciente se puede educar. Se puede entrenar. Y lo ha de hacer.